Soneto 12

¿ Por qué naturaleza caprichosa
repartes así tan bellos colores ?
¡ Qué tienene envidia todas las flores
del color de la esmeralda preciosa !
Está muy triste la reina, la rosa,
y no le pueden quitar los temores,
ni tan siquiera sus propios olores;
por no conseguir ser la más hermosa.
Y tan solo los ojos de los duendes,
son los que pueden tener ese fulgor,
fuego que a todos las almas enciendes;
si los miras, es tan claro su color
que ves muchas cosas y comprendes,
aunque puedan dejarte muy mal sabor.

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